México, el refugio de Ana Torroja

Cuando Ana Torroja llegó a México hace diez años, buscaba un lugar donde encontrarse. España ya no le ofrecía la calma ni el espacio que necesitaba, aún seguía con la etiqueta de ser “Ana de Mecano” y buscaba diferenciar eso en su carrera como solista: México apareció entonces como un refugio. “Me vine para acá porque sentía que ya no tenía sitio en mi país. El mexicano siempre ha sido muy fiel; si empatiza contigo, es para siempre. México es especialmente apapachador y siempre está ahí en las buenas, en las regulares y en las malas”, dice la cantante en entrevista. Ana tuvo que reconciliarse consigo misma. Tras la disolución de Mecano había pasado 11 años interpretando sentimientos ajenos y viviendo dentro de un éxito que no siempre supo gestionar. Ser solista significaba, por primera vez, poner voz sobre sus emociones. “Tenía que encontrar mi identidad. Eso fue lo más difícil para mí. Nunca me había tenido que preocupar por escribir canciones”, recuerda. El precio de la fama Mecano fue uno de los fenómenos