Nacha Pop, jóvenes lobos hambrientos

De golpe, se viaja a los primeros ochenta, gracias a la magia complementaria de un libro y un disco doble que presentan a Nacha Pop tal como era entonces: cuatro cachorros abriéndose al mundo, imberbes y arrogantes, informales pero pulcros. Cuesta abstraerse de lo que vino después, con la decadencia de Antonio Vega en solitario, que derrapó hacia lo sórdido. La mitificación del personaje, en el molde del artista maldito, fue eclipsando el impacto de aquel cuarteto rompedor de los primeros tiempos. La recopilación mencionada se llama Chica de ayer y otras canciones que consiguen que te pueda amar (Warner Music). Su responsable, Daniel Vidaur, ha recurrido a Sandra Bensadón para la portada y alguna otra foto. Ella era una fan de los inicios, que agarró una cámara para retratar en blanco y negro a esos compañeros del Liceo Francés que ensayaban en un sótano, que daban nerviosos conciertos, que posaban sin artificios ante una amiga. Sandra no tenía voluntad de historiadora; sus negativos durmieron en un cajón ha