Primeros murales de Siqueiros, en San Ildefonso

Durante su estancia en Barcelona, España, donde ejercía el cargo de canciller de primera del Consulado de México, David Alfaro Siqueiros publicó en mayo de 1921, en el único número de la revista Vida Americana —del que fue jefe de redacción y director artístico—, el manifiesto “Tres llamamientos de orientación actual a los pintores y escultores de la nueva generación americana”, en el que, entre otras cosas, escribió: “Sobrepongamos, los pintores, el espíritu constructivo al espíritu únicamente decorativo; el color y la línea son elementos expresivos de segundo orden; lo fundamental, la base de la obra de arte, es la magnífica estructura geometral de la forma con la concepción, engranaje y materialización arquitectural de los volúmenes y la perspectiva de los mismos, que haciendo ‘términos’ crean la profundidad del ‘ambiente’”. Poco más de un año después, el pintor mexicano regresó a México y se integró al grupo de artistas plásticos que había convocado José Vasconcelos, a la sazón secretario de Educación Púb