Recuerdan a Luis G. Peredo, cineasta y periodista

Con las novelas Santa (1903) y La llaga (1913) del escritor Federico Gamboa en la mano, el cineasta Luis G. Peredo Reyes indicaba a sus actores, hace cien años, cómo dar vida a estas historias a partir de la mímica y la gesticulación, para convertirlas en 1918 y 1919, respectivamente, en películas pioneras del cine mudo mexicano. “Sin un peso, con el puro entusiasmo”, cuenta su hijo menor, Francisco Peredo, don Luis hizo historia en la cinematografía nacional al filmar la primera versión, la silente, de Santa, “que se convirtió en la más taquillera del cine mudo”, afirma la investigadora Esperanza Vázquez. “La inversión fue de 40 mil pesos y ganaron 300 mil pesos de aquella época”, detalla. El “entusiasmo y la pasión” del director de cine zacatecano nacido en 1892, quien murió en 1950, alcanzó para la realización de un tercer filme silente, Caridad (1918), este adaptado de un argumento de Germán Camus. Pero el trabajo del también periodista no corrió con suerte, pues de las tres cintas centenarias que dirigió