Recuerdan lo difícil que fue rodar un filme

Un día de 1997, Damián Alcázar y Luis Estrada coincidieron en una exposición en el Palacio de Bellas Artes. Platicaron sobre un proyecto que el segundo preparaba. El actor y director ya se conocían desde casi una década antes, cuando habían colaborado en Ámbar y bandidos, dirigidas por Estrada. El cineasta tenía bajo el brazo el guión de La ley y la pistola, ubicada a mediados del siglo XX, que hablaba sobre la corrupción política en México y del cual se había bajado Jesús Ochoa por una telenovela. “Había sido un proyecto difícil, lo había sometido tres veces al Imcine y rechazada igual, como que no querían que se hiciera y, cuando estaba cerca de conseguir el financiamiento, ‘Chucho’ me dijo que no podría hacerla”, recuerda Estrada. “A Damián le había escrito otro personaje, pero el filme estaba pensado para Ochoa porque me había imaginado a alguien gordo, como la caricatura del poder”, agrega. “¡Fue una casualidad!”, interviene Damián del otro lado de la mesa, en los Estudios Churubusco. Y sonríe. En octubr