Hay un secreto en la montaña, el viento pronuncia su nombre. Se llama Tippet Rise Center. Escondido entre las laderas de Fishtail, una solitaria comunidad de Montana, este singular complejo combina piezas de arte, naturaleza, arquitectura y música para ofrecer una experiencia incomparable a cualquier curioso que logra llegar a la cima. Su paisaje no es una casualidad, está conformado por alrededor de 5 mil hectáreas, es decir, casi 15 veces la superficie de Central Park. Sin embargo, es un lugar tan elevado y despejado que da la sensación de que las nubes bailan sobre la hierba, un horizonte que se difumina sin preocupación alguna. Tippet Rise Center abrió sus puertas en 2016, pero rápidamente se ha convertido en uno de los centros culturales al aire libre más interesantes del mundo. Además de su colección de arte a gran escala de importantes autores como Ai Weiwei, Alexander Calder o Mark di Suavero, entre otros, su popularidad también ha causado eco porque este santuario plantea más preguntas que respuestas
Tippet Rise Center, santuario del arte
Hay un secreto en la montaña, el viento pronuncia su nombre. Se llama Tippet Rise Center. Escondido entre las laderas de Fishtail, una solitaria comunidad de Montana, este singular complejo combina piezas de arte, naturaleza, arquitectura y música para ofrecer una experiencia incomparable a cualquier curioso que logra llegar a la cima. Su paisaje no es una casualidad, está conformado por alrededor de 5 mil hectáreas, es decir, casi 15 veces la superficie de Central Park. Sin embargo, es un lugar tan elevado y despejado que da la sensación de que las nubes bailan sobre la hierba, un horizonte que se difumina sin preocupación alguna. Tippet Rise Center abrió sus puertas en 2016, pero rápidamente se ha convertido en uno de los centros culturales al aire libre más interesantes del mundo. Además de su colección de arte a gran escala de importantes autores como Ai Weiwei, Alexander Calder o Mark di Suavero, entre otros, su popularidad también ha causado eco porque este santuario plantea más preguntas que respuestas