Un cuento de Navidad, deseo cumplido

Después de un largo ensayo de la obra musical Un cuento de Navidad, en el Nuevo Teatro Silvia Pinal, Adal Ramones parece, más que cansado, lleno de energía. Caracterizado como el avaro y amargado señor Scrooge, luce sus arrugas con orgullo y con una amabilidad que siempre termina en alguna broma ocurrente que logra las carcajadas de quienes lo escuchan. Sale a la banqueta y hace algunas poses ahí con toda calma, aunque minutos más tarde hará otra corrida de la obra con la compañía. Sube al escenario y dirige un poco la escena, junto a un fotógrafo, y luego del clic de la cámara, arropado por los actores que recrean a los fantasmas de las Navidades pasadas, presentes y futuras que forman parte fundamental de la historia, todos sueltan una carcajada, pues seguramente hizo una mueca o un comentario directo a despertar la risa. Su pensamiento no se detiene. No es de los actores que toman el descanso para tirarse simplemente en una butaca, sino que siempre está improvisando, creando voces, haciendo chistes, contan