Una historia de rock con final feliz

Un buen relato se empieza por el final, sobre todo cuando es apoteósico. El interés ya no radica en cómo acaba, sino en cómo ha llegado a tan sorprendente desenlace. Los miembros de Los Labios, un grupo sevillano que tan solo tenía cuatro canciones autoproducidas, han conseguido que Lenny Kravitz les grabe su primer disco en su chalé de las Bahamas. Todo comenzó hace un año, en un pequeño pueblo andaluz. “El Viso de Alcor, cerquita de Sevilla. Alquilamos una hacienda para ensayar nuestra gira americana”, cuenta Charlie Cepeda, uno de los guitarristas, que siguió desde niño los pasos de su padre, Carlos Cepeda: a los ocho años tocó su primer solo de blues sobre un escenario. Hoy tiene 40 y ha acompañado a Kiko Veneno, Jackson Browne, Santiago Auserón, Chrissie Hynde de The Pretenders... La lista es interminable. Pero volvamos a Los Labios. “Nuestro mánager había contactado con una productora de cine inglesa para rodar un documental sobre la gira y las interioridades de una banda que se busca la vida, y en esos