Vibran el rock, el amor y la melancolía

La música siempre ha sido un puente invisible entre el alma y las emociones, y en el segundo día del Vive Latino esa conexión se sintió más viva que nunca. Desde la intensidad visceral de Mon Laferte, quien desnudó sus sentimientos en cada verso, hasta la melancolía y el misticismo de “Maligno” de Aterciopelados, el festival se convirtió en un espacio donde el amor, el desamor y la nostalgia vibraron al ritmo de miles de corazones latiendo al unísono. Jay de la Cueva, en su faceta solista, ofreció una experiencia íntima y vulnerable, donde las canciones de amor resonaron como un eco en las almas de aquellos que alguna vez han amado y sufrido. “Necesito esas palmas para poder escuchar el grito de su corazón”, pidió desde el escenario de la Carpa Pepsi para conectar con las emociones y los corazones. Los asistentes no solo corearon las canciones, sino que se permitieron sentir, llorar y celebrar a través de cada acorde y cada letra. Y fue Mon Laferte una de quienes más elevó las emociones. Aunque se tardó un po