Luz y oscuridad trazan un contraste a lo largo de la conversación telefónica con Vicente Rojo. "La oscuridad, en forma de una nube negra", es la frase que encuentra para describir el tiempo que vivimos. La luz, vuelve a recordar, es lo que México —a donde llegó exiliado en 1949— siempre ha significado para él. Solo ahora, en medio de la pandemia por covid-19, Rojo ha sentido en este país esa nube negra que, reconoce, le ha robado soltura para trabajar; y solo encuentra un punto de comparación en su vida: el franquismo. A pesar de todo, el artista de origen catalán, que en marzo cumplió 88 años, repite: "No dejo de pensar que tengo que seguir con mi trabajo". Y reconoce que es afortunado en comparación con miles de personas de México y el mundo. Vicente Rojo y su pareja, la escritora Bárbara Jacobs, se fueron a Cuernavaca desde finales de marzo. Salvo estancias en París o en Barcelona, él no había estado fuera de México tanto tiempo. ¿Cómo han estado en medio de esta pandemia? Bárbara y yo estamos recluidos en
Vivimos bajo una nube negra
Luz y oscuridad trazan un contraste a lo largo de la conversación telefónica con Vicente Rojo. "La oscuridad, en forma de una nube negra", es la frase que encuentra para describir el tiempo que vivimos. La luz, vuelve a recordar, es lo que México —a donde llegó exiliado en 1949— siempre ha significado para él. Solo ahora, en medio de la pandemia por covid-19, Rojo ha sentido en este país esa nube negra que, reconoce, le ha robado soltura para trabajar; y solo encuentra un punto de comparación en su vida: el franquismo. A pesar de todo, el artista de origen catalán, que en marzo cumplió 88 años, repite: "No dejo de pensar que tengo que seguir con mi trabajo". Y reconoce que es afortunado en comparación con miles de personas de México y el mundo. Vicente Rojo y su pareja, la escritora Bárbara Jacobs, se fueron a Cuernavaca desde finales de marzo. Salvo estancias en París o en Barcelona, él no había estado fuera de México tanto tiempo. ¿Cómo han estado en medio de esta pandemia? Bárbara y yo estamos recluidos en