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La violencia y la inseguridad son problemáticas tan antiguas como la humanidad, pero su evolución y dinamismo demandan que para su combate y prevención se formulen nuevas soluciones, aunque también nuevas preguntas, para poder abordar el fenómeno de manera exitosa. El feminicidio, la expresión más atroz de la violencia de género, es un crimen que en México —a pesar de haber sido el primer país en tipificarlo— demuestra que aún falta mucho por hacer para que el Estado garantice una vida libre de violencia a las mujeres. La realidad es dolorosa, muchos feminicidios pudieron haberse prevenido, si el sistema de justicia operara realmente con una perspectiva de género efectiva. En el Senado de la República, desde el inicio de la transición política que comenzó en 2018, todas las fuerzas allí representadas han trabajado para legislar con un enfoque de género que permita dotar al país de instrumentos legales efectivos, a fin de prevenir y sancionar la violencia contra las mujeres. Sin embargo, se debe aceptar que