¿AMLO juró sobre la Constitución o la Biblia?

El presidente Andrés Manuel López Obrador llevó al terreno moral y religioso el debate nacional sobre la actuación de su gobierno y su gabinete de seguridad en Culiacán, Sinaloa, el jueves pasado. Al defender su decisión de liberar a un presunto narcotraficante detenido y haber rendido al Ejército y a su Guardia Nacional ante el poder armado de grupos criminales, como una “decisión muy difícil, pero muy humana”, el titular del Ejecutivo sostuvo que “la paz, la tranquilidad, no la discordia, no el odio, no la violencia, la hermandad, el amor al prójimo, esa es la filosofía, esa es la doctrina de este gobierno”. Incluso, dijo que no le importa que “los conservadores, los autoritarios quieran que se gobierne de otra manera, ya ellos lo hicieron y no dio resultados, enlutaron a México, convirtieron a México en un cementerio. Esa estrategia de apagar el fuego con el fuego, de combatir la violencia con violencia nunca más”. Extrañamente, en toda la argumentación de López Obrador para justificar su polémica decisión