Aulas sin miedo: el silencio que cuesta vidas

La violencia escolar —física, verbal, digital o emocional— no distingue salones, clases sociales ni horarios. Se manifiesta en un baño, en redes sociales, en un grupo de WhatsApp. Desgasta, desestructura y, en los casos más graves, destruye. Es un fenómeno silencioso que ha dejado de ser una “etapa” o un “asunto de niños” para convertirse en una crisis nacional con consecuencias profundas, tangibles y, sobre todo, prevenibles. Las cifras son devastadoras. En México, 7 de cada 10 estudiantes han sido testigos o víctimas de acoso escolar. Un 32 % lo sufre directamente. Las consecuencias no solo se lloran en silencio: también se cuentan en pesos, en salud mental perdida y en vidas truncadas. Un estudio reciente estima que el acoso escolar y el ciberacoso generan un costo anual superior a los 7 mil millones de pesos, derivados solo de impactos directos en la salud mental de jóvenes entre 14 y 25 años. El precio humano es aún más alto: ansiedad, depresión, insomnio, autolesiones, abandono escolar, aislamiento. H