Beatriz, Xóchitl, Claudia, y los otros, los muy ruines

El miércoles pasado la escritora Beatriz Gutiérrez Müller posteó en Facebook un texto muy estimable: “Defiendo y defenderé el derecho que tienen los familiares de políticos a ser respetados en su persona y vida privada. Por más que quieran vincular (de un lado u otro) a los consanguíneos para beneficiar o perjudicar a alguien por cuestiones políticas, el problema no es con ellos. Los padres, los hijos, los familiares NO somos responsables de los actos de ellos; sólo de los nuestros. Cuando somos mayores de edad, cada cual también debe ser consecuente de los suyos. Los niños y menores están todavía más aparte. Es abominable que ataquen a estos últimos. “Los errores, las equivocaciones o delitos de alguien de la familia, así como sus aciertos, victorias o magnanimidades no son transferibles ni hereditarias, creo, en ningún lugar del mundo. En México, segura de que no”. Enseguida, tecleó: “Un favor a los políticos en campaña y a sus equipos: jueguen limpio. Quizá es mucho pedir. Pero, como mexicana, rechazo que