Cárceles federales: incapacidad e inseguridad

En el Cefereso de Durango, las autoridades y personas de aquel centro golpearon brutalmente a las personas privadas de la libertad, los dejaron sin alimentos, sin ropa, sin pertenencias, sin agua potable, cortaron la comunicación con sus familiares quienes no sabían qué estaba pasando al interior del centro. Estas prácticas deleznables, hoy son usadas inútilmente como una “estrategia” para “recuperar el control y la gobernabilidad al interior de los centros”. Sin embargo, el objetivo está lejos de cumplirse. Los familiares, como decenas más, han solicitado una respuesta del titular del Órgano Administrativo Desconcentrado de Prevención y Readaptación Social, José Ángel Ávila Pérez, quien no los ha escuchado, mucho menos recibido. Los oídos sordos, la incapacidad y la impunidad han predominado. Durango no es el único caso. Los motines son cada vez más frecuentes. Recientemente en el Cefereso 15, las personas privadas de la libertad hicieron una huelga pacífica en el patio central para exigir lo básico: aliment