Comemos una vez al día, dicen damnificados

Desde la colonia Alta Cuauhtémoc se alcanza a ver parte de la bahía de Santa Lucía. Cuando bajas la mirada todo es destrucción: casas sin techos, derrumbadas, carros encimados, rocas en medio de las calles; gente desesperada esperando, pidiendo ayuda. Hay desolación. Esta colonia está en la parte alta del puerto. Siempre estuvo lejos del brillo de Acapulco y de los servicios. Acá siempre escaseó el agua potable, la recolección de basura, y a este precario asentamiento, la violencia lo azota permanentemente. Justo arriba está una parte del Parque Nacional El Veladero, que en los últimos años se ha convertido en una gran fosa clandestina. Ahora todo solo se agudiza, se profundiza. El paso del huracán Otis les arrancó de un tajo casi todo. No hay energía eléctrica, agua potable, líneas telefónicas e internet, y sus casas están deshechas. Muchas familias se quedaron sin nada, literal, sin nada: la corriente y los vientos destruyeron muebles, ropa, aparatos domésticos. Todo quedó devastado. La calle principal de l