Conciliación sí, impunidad no

Hay semejanzas entre la reciente elección federal con la de 1991, cuando el presidente Salinas obtuvo con el PRI casi carro completo en la Cámara de Diputados, en las elecciones locales y en las gubernaturas disputadas. Como es también el caso de Morena este 2018. Una confianza plena en ambos casos. Triunfos así —como el de Morena y AMLO— cambian los equilibrios y la fotografía política, esta vez de modo radical. El personaje —como un Moisés— menos furibundo y señales de ánimo conciliatorio, alza las tablas de la ley sin que el pueblo bueno alcance a leer las letras chiquitas del nuevo orden propuesto. Apenas una semana después, estas elecciones impregnan el aroma de una civilidad política ejemplar, encabezada por la actitud honesta de los candidatos opositores reconociendo su derrota. Esta vez, la participación y presencia intensa en los medios de los colaboradores del nuevo gobierno y del propio Presidente ha tenido un doble efecto, por una parte parece haber borrado del panorama al gobierno en funciones y