¡¿Cuántos más?!

La madrugada del 16 de mayo de 2019, Sephora y su madre se acercaban a las playas de Gran Canaria. Finalmente, podrían cruzar la frontera que divide a Europa de África; esa línea imaginaria que separaba para ellas el sufrimiento y la carencia de una vida “buena”. Su madre la llevaba atada en la espalda, pero el fuerte oleaje de esa madrugada, la desprendió de su cuerpo y sus ojos desesperados que la buscaban en la oscuridad fueron los que la vieron por última vez con vida. Sephora tenía poco más de un año. Su cuerpo fue encontrado hasta el día siguiente en una playa no cercana. Sola, abandonada, rendida ante las atrocidades de la necesidad. 24 de junio de este año: dos cuerpos inertes, mojados y tendidos boca abajo sobre el fango; derrotados por la corriente y por la vida. Uno, un joven de 25 años, el otro, su hija, Valeria, de tan solo 23 meses. La imagen resume la tragedia diaria de aquellos que solo buscan una vida mejor. Él, sentía pánico, asustado, aterrado, sin embargo, tomó la decisión de cruzar el rio