De espectadores a gladiadores

Las democracias necesitan un Nuevo Acuerdo Democrático. Eso se sabe desde hace tiempo. Se ha aprendido mucho en las últimas décadas sobre cómo elegir, competir, argumentar o castigar en las urnas, pero aún hace falta más. A más de 40 años de las transiciones y en el Día Internacional de la Democracia (15 de septiembre) toca identificar de manera clara y estratégica: qué es lo que no funciona, por qué la gente está molesta, que falla en el ejercicio de la representación y cómo conseguir mejores resultados de bienestar, inclusión y rendición de cuentas que mejoren la convivencia democrática. Ya se sabe que no se trata sólo de reglas y procedimientos, sino también de valores, actitudes, expectativas y prácticas. La supervivencia de las democracias supone una idea fundamental: la creencia irrenunciable de que no es posible vivir en otro tipo de sistema político que ayude a garantizar la libertad, el pluralismo, el respeto mutuo y la igualdad. Esta premisa tan simple se convierte en urgente cuando es la propia ciu