En México se aprendió a llamar huachicoleros a quienes ordeñaban ductos de gasolina en la oscuridad. Era un fenómeno visible y hasta folclórico con bidones, mangueras y comunidades enteras que se jugaban la vida por unos litros de combustible robado. Pero el ingenio del crimen no se quedó en los ductos. Migró a las aduanas y a los permisos de importación. Hoy se habla del huachicol fiscal. Y aunque no chorrea gasolina, sí drena, gota a gota, el presupuesto público. El término nació como metáfora para nombrar a un delito sofisticado que ya no necesita perforar un tubo, sino maquillar papeles. Las maniobras van desde declarar como “aditivos” o “lubricantes” cargamentos completos de diésel o gasolina, hasta importar combustibles disfrazados para evadir el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios. No hay olor a petróleo, pero sí un tufo de corrupción y complicidad. El daño es mayúsculo. Se calcula que cerca de un tercio de las gasolinas que circulan en el país provienen del contrabando fiscal, con pérdidas
Del huachicol de gasolina al huachicol fiscal
En México se aprendió a llamar huachicoleros a quienes ordeñaban ductos de gasolina en la oscuridad. Era un fenómeno visible y hasta folclórico con bidones, mangueras y comunidades enteras que se jugaban la vida por unos litros de combustible robado. Pero el ingenio del crimen no se quedó en los ductos. Migró a las aduanas y a los permisos de importación. Hoy se habla del huachicol fiscal. Y aunque no chorrea gasolina, sí drena, gota a gota, el presupuesto público. El término nació como metáfora para nombrar a un delito sofisticado que ya no necesita perforar un tubo, sino maquillar papeles. Las maniobras van desde declarar como “aditivos” o “lubricantes” cargamentos completos de diésel o gasolina, hasta importar combustibles disfrazados para evadir el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios. No hay olor a petróleo, pero sí un tufo de corrupción y complicidad. El daño es mayúsculo. Se calcula que cerca de un tercio de las gasolinas que circulan en el país provienen del contrabando fiscal, con pérdidas