Discriminación sigue a portadores de VIH

Francisca llegó en 2002 a la cúspide de una continuada y múltiple agresión social en Chile: ser mujer, ser madre soltera, ser abandonada por el padre de su único hijo, ser jefa de hogar, ser pobre, ser campesina, ser indefensa y ser esterilizada sin su consentimiento, bajo anestesia, por ser portadora del virus de inmunodeficiencia humana (VIH). Chilena, ahora de 40 años y con un hijo de 20, Francisca logró casi lo impensable para una persona de sus condiciones. Chile accedió finalmente en agosto de 2021 a ofrecerle disculpas públicas por lo que “es” —mujer, madre orgullosa, lideresa casera, humilde, valiente y empoderada— tras un encadenamiento de ataques físicos, mentales, socioeconómicos. “Debe quedar claro que yo no fui la única y que todavía enfrentamos discriminación en el sistema de salud”, denunció Francisca al recibir en mayo de 2022 la solicitud de excusas del presidente de Chile, Gabriel Boric, en un Acuerdo de Solución Amistosa entre la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y el Estad