Discurso de odio y la trampa de Trump

Ya sabemos que Trump lleva la conversación hacia donde quiere llevarla. Su discurso polariza y provoca conflicto, justo el territorio en el que mejor se mueve ese presidente. Estos días estamos viendo un claro ejemplo. Mediante una andanada de tuits, Trump ha estado diciendo a un grupo de cuatro jóvenes congresistas demócratas —que pertenecen a minorías distintas y quienes continuamente chocan con el establishment de su propio partido— que deberían “regresarse” a los países de donde vinieron en lugar de “decir a los estadounidenses cómo conducir su gobierno”. En otras palabras, las ha llamado extranjeras, cuando tres de ellas son nacidas en EU y sólo una es refugiada de Somalia, naturalizada estadounidense. Lo que termina pasando es una historia que ya conocemos. Primero está la base dura de Trump, una base que se siente alienada, traicionada por las élites de Washington, motivada por casi cada una de las decisiones de Trump cuando amenaza a otros gobiernos, cuando impone aranceles, cuando critica a los presi