Después de cuatro años y por primera vez desde que comenzó la guerra, en Garabulli se ha organizado un minicampeonato de fútbol entre equipos de varias ciudades. Mientras tanto, y no muy lejos de aquí, el Estado Islámico va avanzando. El día amanece soleado en Garabulli, una pequeña ciudad costera situada a 60 kilómetros al este de Trípoli. Es un día perfecto para jugar al fútbol. Desde primera hora de la tarde una multitud de aficionados se juntan cerca de la cancha del Negiom al-Mahala Sport and Cultural Social Club, el único centro deportivo de una ciudad con cerca de 100 mil habitantes, para buscar un lugar en los muros o en los techos de los edificios circundantes. Cuando el árbitro pita el inicio del partido un escalofrío casi imperceptible recorre las improvisadas gradas. Este no es un partido como los demás porque este no es un país como los demás. En Libia nada es como antes de la guerra civil que estalló después del asesinato del amo y señor Gadafi, en octubre de 2011. Ni siquiera el fútbol. De hech
El futbol cumple una función social en Libia
Después de cuatro años y por primera vez desde que comenzó la guerra, en Garabulli se ha organizado un minicampeonato de fútbol entre equipos de varias ciudades. Mientras tanto, y no muy lejos de aquí, el Estado Islámico va avanzando. El día amanece soleado en Garabulli, una pequeña ciudad costera situada a 60 kilómetros al este de Trípoli. Es un día perfecto para jugar al fútbol. Desde primera hora de la tarde una multitud de aficionados se juntan cerca de la cancha del Negiom al-Mahala Sport and Cultural Social Club, el único centro deportivo de una ciudad con cerca de 100 mil habitantes, para buscar un lugar en los muros o en los techos de los edificios circundantes. Cuando el árbitro pita el inicio del partido un escalofrío casi imperceptible recorre las improvisadas gradas. Este no es un partido como los demás porque este no es un país como los demás. En Libia nada es como antes de la guerra civil que estalló después del asesinato del amo y señor Gadafi, en octubre de 2011. Ni siquiera el fútbol. De hech