El invierno se aproxima

Acostumbrados a inviernos más amigables que en otras latitudes, sorprende escuchar los noticieros europeos que no paran de informar sobre las compras masivas de leña, las temperaturas máximas a las que se calentarán los edificios públicos y los límites voluntarios —o no tanto— que se impondrán sobre el consumo energético en los meses más críticos del invierno; y es que el panorama energético en Europa se vislumbra complicado por la dependencia del combustible ruso. En términos generales, Europa es bastante dependiente de los energéticos rusos. El gas no es la excepción. La Unión Europea ha impuesto diversas sanciones económicas a Rusia. La mayoría limita el comercio en bienes específicos, pero otras pretenden sancionar a individuos congelando sus activos. Rusia respondió limitando la cantidad de gas que suministra a países europeos. En el momento que Rusia anunció la primera restricción, los precios del gas subieron casi 10%, afectando a economías que dependen de su insumo y a las que no vía el incremento en