En defensa del amparo

A los gobiernos autoritarios no les gusta que los ciudadanos defiendan los derechos que les reconocen las constituciones y los tratados internacionales. Por el contrario, disfrutan cuando todos sus actos son acatados sin rechistar, de forma silenciosa y sumisa, preferentemente. Sin embargo, en un régimen que pretenda ser democrático hay que aceptar como algo del todo lógico la existencia de un vasto pluralismo ideológico. No puede ni debe haber unanimidad de pensamiento, ni aceptación a ciegas de las propuestas de los gobernantes. Me parece, considerando lo anterior, un profundo desacierto que se critique el hecho de que algunas personas recurran al juicio de amparo para intentar frenar ciertas decisiones u obras gubernamentales. De hecho, ni siquiera entiendo de qué se sorprenden tales funcionarios: el juicio de amparo fue inventado hace más de 150 años por personajes tan insignes como Crescencio Rejón, Mariano Otero o Ignacio Vallarta precisamente para que las personas nos podamos defender de los abusos del