Error y ocaso de Ebrard…

Muchos dirán que la competencia interna de Morena estaba cerradísima y que el rompimiento en la 4T se veía venir en los últimos días, pero la verdad es que eso es falso. La victoria de Claudia Sheinbaum fue contundente: 39.4 % contra 25.8 % de Marcelo Ebrard, dos dígitos de ventaja. Cada semana, durante todo el proceso, las encuestas anunciaron que el resultado sería más o menos así y hasta ahora no hay datos que permitan documentar una confabulación fraudulenta. Y no hay indicios de trampas porque no hacía falta echar a andar un operativo de alquimia electoral: todo estuvo diseñado desde el inicio de la contienda a fin de que, independientemente de sus méritos para asumir el relevo de Andrés Manuel López Obrador, ella no perdiera. En realidad, el rompimiento debió haber ocurrido desde el principio -al arranque de la elección interna- pero inexplicablemente Ebrard consintió que le pusieran una celada. Adán Augusto López fue a competir a sabiendas de que no tenía la menor posibilidad de ganar; vaya, ni siquier