Es de sabios rectificar: la alternativa a Dos Bocas

Hay temas que en una democracia exigen discutirse. Son aquéllos donde se sientan precedentes que envían señales equivocadas a inversionistas nacionales o extranjeros, o son aquéllos que implican altos costos presentes y futuros con cargas inmerecidas a las próximas generaciones. Y por ello el debate público sobre la construcción de la refinería de Dos Bocas no puede escaparse. Ad nauseam lo obvio se ha discutido: Pemex, lastre heredado, tiene mejores opciones de invertir esos escasos recursos para incrementar: la producción de hidrocarburos, las reservas probadas, el volumen de gasolinas con la reconfiguración de las refinerías existentes; o darle el mantenimiento mayor a las refinerías para elevar su baja utilización y con ello producir más que lo que promete Dos Bocas. Lo que ahora necesitamos analizar y debatir son dos aspectos básicos que se han olvidado: uno, la alternativa a esos recursos escasos en términos regionales, y dos, la fragilidad a la que nuestro país quedaría expuesto al no activarse los con