Estados Unidos, ¿un paria ambiental?

El 20 de enero, el día que se posesionó como presidente de Estados Unidos, Donald Trump firmó órdenes ejecutivas que resquebrajan la estabilidad global y amenazan el bienestar de los estadounidenses y el planeta. Esto no es una exageración. Notificó a la ONU su retiro del Acuerdo de París bajo la Convención sobre el Cambio Climático, cesando o revocando sus compromisos financieros. Se une así a los países –Argelia, Irán y Yemen– que no han ratificado un acuerdo que compromete a 193 naciones y la Unión Europea a mantener el aumento de la temperatura media mundial por debajo de los 2 °C con respecto a los niveles preindustriales, y a tratar de limitarlo a 1.5 °C. Estados Unidos intenta imponerse como la nación con absoluta prioridad en los acuerdos internacionales ambientales, aun si lo hace anunciando su retiro de los esfuerzos contra el cambio climático y a pesar de ser el segundo emisor de CO2 –4853 millones de toneladas anuales (14 % del total). Se retira cuando 2024 ha sido el año más caliente registrado