Fanatismo(s)

Recorrida buena parte del siglo XXI, es absurdo pensar que el fanatismo, o los fanatismos, se opongan a la razón. Absurdo pero real. Incontables episodios en el mundo contemporáneo lo demuestran. Y no sólo lo demuestran: conforme transcurre el tiempo se ahondan las diferencias. Los avances de la ciencia y de la laicidad, bienvenidos para algunos, son veneno para otros. Coartar la libertad, sotto voce, como sucede día a día, en países tan distantes, en historia, en cultura y en política, como Rusia, México o Estados Unidos, demuestra el triunfo de la intolerancia. En el país de Putin, las manifestaciones homosexuales son reprimidas; entre muchos ejemplos destaco el siguiente: una televisión rusa, sin duda comandada por el zar y sus secuaces, ofreció regalar boletos a los gays para que abandonen el país. Otro ejemplo de la misma esfera: en la vecina Chechenia, en abril de 2017, se llevó a cabo una brutal “purga”: personas gay fueron llevadas a “campos de concentración para homosexuales” donde fueron torturadas