¿Fiscalía autónoma?

Nadie discute que los políticos o servidores públicos que cometen un delito deban ser castigados. Cómo acabar con la impunidad es otro tema. Algunas ONG proponen que, al efecto, se cree una Fiscalía General de la República auténticamente autónoma. El artículo 102 de la Constitución ya la contempla, pero estas organizaciones consideran que el hecho de que el presidente puede nombrar y remover a su titular a voluntad, cubriendo requisitos insignificantes, es una simulación. Peor que eso: una burla. “Hay que reformar el 102”, claman. “Hay que impedir que el proyecto de ley reglamentaria sea aprobada en el Senado”, vociferan. Exigen “una fiscalía que sirva”, que se evite la llegada de un “fiscal carnal” al cargo y que se les consulte cada movimiento. Es cierto que el modelo napoleónico —el que hace depender la procuración de justicia del jefe de un gobierno— está en crisis. Los abusos que se han cometido en todo el mundo la explican: se imputan cargos a los enemigos del régimen y a los amigos no se les toca ni co