Hacia la reactivación social

El inicio del próximo ciclo escolar presencial ha levantado diversas voces. Algunas, hay que decirlo, alentadas por un ánimo desestabilizador. La realidad es que en México como en el resto del mundo, las niñas, niños, adolescentes y jóvenes, tienen que regresar a las aulas para continuar su desarrollo. La prioridad es el aprendizaje, así como su salud física y emocional. En México no hay clases presenciales desde marzo de 2020, lo que ha afectado a más de 30 millones de estudiantes. Durante el confinamiento, aumentó la obesidad infantil, la violencia familiar, la deserción escolar, los homicidios infantiles, los embarazos en niñas menores de 14 años (mayoritariamente por violación sexual o matrimonios arreglados), se incrementó la ansiedad, la depresión y la tasa de suicidios en menores de edad. No se puede perder de vista que de acuerdo con la Encuesta para la Medición del Impacto Covid-19 en la Educación, 5.2 millones de alumnos de 3 a 29 años no se inscribieron al pasado ciclo escolar a causa de la precari