Igualdad en lo público y lo privado

El patriarcado, durante siglos, impuso la regla de que el espacio público iba a ser exclusivo, o casi exclusivo, de los hombres y que las responsabilidades del ámbito privado iban a corresponder en su totalidad a las mujeres. Sólo de manera excepcional, algunas mujeres participaron en lo público: las reinas, por ejemplo. Otras fueron cruelmente sancionadas por intentar romper esquemas, como Hipatia de Alejandría. Un caso de excepción fue Hildegarda de Bingen, quien, en el medioevo, desarrolló tareas reservadas a los hombres. En el llamado siglo de las luces, con grandes sombras para las mujeres, comenzaron a permitirse los saloniers como espacios en los que ellas podían discutir los temas públicos. La revolución francesa no hizo justicia a las mujeres. Un grupo de hombres se arrogó para sí los que llamaron derechos del hombre y del ciudadano con pretensión universal, pero las mujeres quedaron excluidas. Pretender la inclusión en esa época, le costó la vida a Olimpia de Gouges. Ya avanzado el siglo XIX, ciento