Justicia, posible ajuste de cuentas y otras cosas más

El caso de Rosario Robles y la “Estafa Maestra” tiene dos componentes que se repiten desde hace muchos sexenios y muestran el rostro de nuestra justicia. La rapidez con que se actuó y la severidad de la medida cautelar, prisión, parecieran indicar que se sigue aplicando la “ley del Talión”, igual que en los sexenios anteriores. Con haberle retirado el pasaporte o imponerle algún control electrónico, hubiera sido suficiente para que no huya. Por un lado, debemos considerar aplaudible la aplicación de la ley en contra de quien se sospecha ha cometido un delito, que en este caso sería el abuso de confianza respecto a nuestros bienes nacionales, como es el dinero esfumado en un alambique de complicidades gubernamentales. Por otro, parece ser que en la forma se repite lo mismo: aplicación selectiva de la justicia. En este país, para recuperar la confianza, necesitamos “justicia a secas”, porque de otro modo, como lo es este caso, queda la sospecha de que la motivación que mueve el engranaje justiciero no es apli