La captura de la Corte

Acuerdos, amarres y pactos de alto nivel permitieron, hace casi 10 meses, que Arturo Zaldívar llegara a la presidencia de la Corte. Esa historia, hasta ahora contada a trozos, a la que se sumó ya la forzada dimisión de un ministro y el amago de reformas constitucionales sobre el Poder Judicial, parece estar imponiendo un tono propagandístico en quien encabeza al máximo tribunal. Podríamos estar presenciando su rendición en la hoguera purificadora de la Cuarta Transformación. Es ya larga la lista de pronunciamientos del ministro presidente en favor de que los jueces “lean los resultados de la elección”, o que impulsen un “constitucionalismo transformador”, término acuñado hace años en Sudáfrica. Zaldívar Lelo de Larrea, abogado queretano que en agosto pasado cumplió 60 años, se forjó desde 1985 un sólido prestigio como abogado litigante, lo cual pese a no tener carrera judicial, le abrió en 2009 las puertas de la Corte a propuesta del entonces presidente Felipe Calderón, uno de los villanos favoritos del presi