La contrarreforma de Gertz Manero

No hemos dejado de escuchar quejas sobre el Sistema de Justicia Penal Acusatorio (SJPA) en los últimos años. Acusaciones que lo definen como una puerta giratoria por la que entran y salen delincuentes y que lo caracterizan como un mecanismo de protección de criminales. Ante el alza en la incidencia delictiva en el país y el aumento en la impunidad para casi todos los delitos reportados, el SJPA se convirtió en el chivo expiatorio al cual culpar de ambos problemas. A pesar de esto, si se trata de analizar la efectividad del sistema penal parecería que no hay escapatoria a las críticas. Sin embargo, una cosa es reconocer las claras deficiencias operativas del sistema y otra, muy distinta, el intentar adjudicar dichas carencias al entramado normativo que da sustento al SJPA, en lugar de reconocer las fallas administrativas y las ineficiencias de algunos de sus operadores. Aunque no es la primera vez que se proponen una serie de reformas para intentar regresar a un sistema más de tipo inquisitivo, tomando en cuen