La educación

Antes de que la pandemia obligase a mantener a niños y adolescentes alejados de las aulas, mil 500 millones de niños y jóvenes en todo el mundo acudían a edificios conocidos como escuelas o colegios. Allí pasaban largas horas en salones donde algunos adultos intentaban enseñarles a leer, a escribir, matemáticas, ciencias y más. Esto costaba 5% de todo lo que produce la economía mundial en un año. Una gran parte de este dinero se perdía. Y un costo aún mayor es el desperdicio del tiempo de esos mil 500 millones de estudiantes que aprendían poco o nada que les fuese a ser útil para moverse eficazmente en el mundo de hoy. Los esfuerzos que hace la humanidad para educar a sus niños y jóvenes son titánicos y sus resultados son patéticos. En Kenia, Tanzania y Uganda, 75% de los alumnos de tercer grado no sabe leer una frase tan sencilla como: “El perro se llama Fido”. En la India rural, 50% de los alumnos de quinto grado no puede restar números de dos dígitos, como 46-17, por ejemplo. Brasil ha logrado mejorar las