La gentrificación en México

En días pasados, la marcha contra la gentrificación recorrió las calles de la colonia Roma, en la Ciudad de México. Fue, para muchas personas, la primera vez que se visibilizó públicamente una incomodidad creciente: la ciudad se está transformando a una velocidad que deja fuera a quienes la han habitado durante décadas. Aunque los titulares se centraron en algunas expresiones de enojo —pintas, cristales rotos, mensajes en inglés—, el fondo de la protesta era otro: un reclamo colectivo ante un proceso urbano que va mucho más allá de una colonia o un grupo de personas. La gentrificación no ocurre por accidente ni por la decisión individual de alguien que se muda. Es el resultado de una serie de dinámicas estructurales que, al combinarse, hacen de la vivienda un bien escaso, caro y cada vez más alejado del alcance de las mayorías. No es un fenómeno exclusivo de la Roma o la Condesa. Se puede ver en varias partes del país. La lógica se repite: se rehabilita una zona, llegan nuevos servicios, se disparan las