La guerra que nunca termina

Bria, una pequeña ciudad en el centro-este de la República Centroafricana, alberga el campamento de desplazados más grande del país, el PK3. Aquí, desde hace casi dos años, viven en condiciones de extrema pobreza más de 40 mil cristianos, muchos de las cuales tienen su propia casa a unos cientos de metros del campamento. El perímetro de la estructura está vigilado día y noche por el contingente de mantenimiento de la paz de la ONU para evitar ataques, saqueos y violaciones por parte de las varias milicias de mayoría musulmana que tienen el control de la región. La guerra civil que estalló en el país a finales de 2012 no terminó nunca, y los habitantes de Bria lo saben bien. La República Centroafricana es un país muy pobre, el último en el ránking mundial del Índice de Desarrollo Humano. Esta excolonia francesa fue gobernada por diversos regímenes militares desde que se convirtió en un estado independiente, en 1960, y, a pesar de ser rica en materias primas como el uranio, el oro y los diamantes, nunca fue cap