La sustitución de la bandera

El 24 de febrero celebramos a la bandera, a los tres colores que desde hace más de doscientos años nos dan identidad, y que posteriormente fueron acompañados por el escudo nacional. Lo hacemos preguntándonos por qué color y por qué símbolo serán sustituidos hacia finales del año. Digo eso porque desde hace tiempo es común que el gobierno en turno releve los colores patrios por el de su partido, y el escudo nacional por el logotipo de su administración. Es un símbolo de la apropiación del Estado. Por encima de la institucionalidad está la personalidad. El fenómeno se repite desde los municipios que pintan puentes con el color del partido en el gobierno, hasta el ámbito federal, donde el águila que devora a una serpiente queda oculta tras el “águila mocha” o los dibujos de los héroes del gusto presidencial, pasando por los estados que cambian las placas para que un color luzca en los automóviles ahí registrados. Que el verde, blanco y rojo que deberían cobijar a todos los mexicanos se transmuten por los del par