La transición educativa

Lo bueno, si breve, dos veces bueno. En tiempos de peroratas en que los expertos citan a cuanto libro han comprado —no leído— con el fin de dar evidencia enciclopédica a lo que dicen, sin advertir que los límites entre la seriedad libresca, la solemnidad pontificadora y el sopor frente a lo rimbombante son casi inexistentes, se agradece la profunda belleza de una verdad expresada en pocas palabras, y la variación inteligente de su lugar en las frases. Hace días en una mesa redonda en torno a temas educativos a la que asistí en El Colegio de México, el maestro Felipe Martínez Rizo propuso una de estas joyas que solo en apariencia son sencillas: su enunciado, en efecto, no incluye terminajos ni requiere citas a pie de página, pues sintetiza años de estudio, reflexión y una buena cuota de silencio para meditar lo que se dice Cuando expuso su propuesta de un sistema educativo relevante para nuestro país, dijo lo siguiente: que la educación en México, desde la educación inicial, el preescolar y dos años de primari