Las “damas banqueras” están salvando a latinos

Cuando Hilda Robles recuerda sus primeros años en Estados Unidos se le llenan los ojos de lágrimas. “Lloré e incluso quise irme en un momento porque me sentía sola”, dice. “Le pedía ayuda a la gente y no me podían ayudar porque no entendían español y yo no entendía inglés”. Cuando llegó a San Antonio, Texas, hace unos 20 años, incluso cosas diarias como ir al trabajo o ir al médico eran proezas de diplomacia bilingüe y planificación logística: no tenía automóvil, no hablaba inglés y no contaba con casi nadie a quien pedir ayuda. Abrir una cuenta bancaria le parecía imposible. “Cuando entré en un banco por primera vez, me dijeron que no podía abrir una cuenta bancaria porque no tenía número de Seguro Social. Alguien me habló de un banco donde podía abrir una cuenta sin número de Seguro Social, pero la barrera del idioma no me dejó ir”, dice. Así que Robles, de 49 años, tomó un camino diferente: comenzó una tanda -un grupo de ahorro informal que es popular en América Latina- con sus parientes. Los participantes