Es un día nublado y lluvioso en Rancho Grande. La selva brilla y brota por cada rincón de sus calles y montañas que se recorren a pie para llegar al hogar de Soledad Manuel Antonio, mujer chinanteca de 84 años de edad en quien reside el mayor conocimiento de cultura y tradición indígena de esta localidad del municipio Valle Nacional, Oaxaca: el brocado con el telar de cintura. "¡Ven, pequeña niña, ven a aprender!", recuerda Juana Esther Manuel Ángeles, bisnieta de Soledad y quien en su infancia escuchó ese llamado de forma repetitiva y en su lengua madre, el chinanteco. Era su bisabuela quien le insistía para que aprendiera la elaboración del huipil a través de la técnica original que usaban sus ancestros desde antes de la Conquista. La técnica para la elaboración del huipil, vestimenta tradicional de las mujeres de La Chinantla, se estaba perdiendo. A través de los años fue sustituida por el tejido conocido como punta de cruz, introducido en la Colonia. En Rancho Grande la técnica era preservada por Soledad
Las últimas tejedoras de La Chinantla, Oaxaca
Es un día nublado y lluvioso en Rancho Grande. La selva brilla y brota por cada rincón de sus calles y montañas que se recorren a pie para llegar al hogar de Soledad Manuel Antonio, mujer chinanteca de 84 años de edad en quien reside el mayor conocimiento de cultura y tradición indígena de esta localidad del municipio Valle Nacional, Oaxaca: el brocado con el telar de cintura. "¡Ven, pequeña niña, ven a aprender!", recuerda Juana Esther Manuel Ángeles, bisnieta de Soledad y quien en su infancia escuchó ese llamado de forma repetitiva y en su lengua madre, el chinanteco. Era su bisabuela quien le insistía para que aprendiera la elaboración del huipil a través de la técnica original que usaban sus ancestros desde antes de la Conquista. La técnica para la elaboración del huipil, vestimenta tradicional de las mujeres de La Chinantla, se estaba perdiendo. A través de los años fue sustituida por el tejido conocido como punta de cruz, introducido en la Colonia. En Rancho Grande la técnica era preservada por Soledad