¿Los machos blindan machos?

Hace unas horas la Cámara de Diputados decidió que Cuauhtémoc Blanco conservaría su fuero, a pesar de estar acusado de intento de violación. Con 291 votos a favor, el pleno blindó no sólo a un político, sino a todo un sistema que sigue priorizando el prestigio masculino sobre la palabra de las mujeres. ¿Cuántas veces más tendrá que repetirse este patrón para que se entienda que no basta con ocupar espacios si no se puede transformar el poder desde dentro? Lo que se votó no fue sólo una protección legal: fue una declaración de impunidad. La política institucional sigue operando bajo el mandato de la masculinidad hegemónica que Rita Segato ha denunciado: esa que convierte el poder en un ejercicio de dominio sobre otros cuerpos, casi siempre el de las mujeres. Legisladoras feministas de distintas bancadas hicieron lo que pudieron. Votaron en contra, hablaron fuerte, se indignaron con razón. Pero la aplanadora del patriarcado legislativo volvió a imponer su lógica de protección entre pares. ¿Y luego se pregunta