Los pobres no van primero

Una parte de la izquierda democrática luchó durante décadas por una política económica que colocara en el centro de su racionalidad el combate a la desigualdad social y la pobreza mediante políticas de desarrollo integrales. Otra parte de la izquierda atacaba el “capitalismo” y promovía eliminar ese tipo de organización económica para implantar el socialismo, nunca esclarecido como forma alternativa, salvo invocando experiencias fallidas como Cuba, China o los países soviéticos. Es paradójico que hoy, una considerable fracción de la segunda acompañe al gobierno de la cuatroté mientras que la primera haya sido dejada al margen. La paradoja es más absurda a medida que se pone en evidencia que la política económica del gobierno actual muestra claras inclinaciones por mantenerse dentro de paradigmas obsoletos, que supuestamente el propio gobierno rechaza. Uno de ellos es el filón “neoliberal”, del cual destacan las medidas de extrema austeridad y la suspensión de proyectos de inversión que inyectarían vitalidad e