“Malos y feos”, subsidios a pesca

Al mejor estilo de Clint Eastwood, en el sector pesquero de México también aparecen los “malos y feos”, y son quienes destacan por ser los protagonistas. Y el filme comienza así: Las tripulaciones Luna nacieron en la costa de Sonora, en Puerto Peñasco. Cristino es quien se encarga de administrarlas, él es el único de la familia con estudios universitarios y quien calcula cada gasto para la extracción de camarón, merluza y escama. Salir a pescar a los mares mexicanos implica combustible, comida, hielo, aceite, salarios y refacciones, sobre todo el primero. En un mes los motores consumen 126 mil litros de diésel marino, equivalentes a más de dos millones de pesos, el gasto más agobiante. Para fomentar la actividad, el gobierno federal entrega subsidios. En el combustible se les aporta dos pesos por cada litro, menos de un centavo de dólar. Sin ese apoyo, Cristino y su familia no mantendrían su empresa a flote. Arturo, de 57 años, sólo recibió en una ocasión dicho apoyo, en época de veda, desde entonces, dice,