Medallas al valor

El desfile de las selecciones nacionales en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos es siempre un festín de sentimientos, que deja soñar con la gloria helénica, esa que coronaba de olivos a los más fuertes, los más hábiles y los más veloces. Ver la elegante bandera mientras enciende el pebetero del milenario fuego olímpico, casi hace sentir que todos tienen la misma oportunidad de colgar en su cuello los anhelados metales. En 776 A.C. se celebraron por primera vez una serie de competiciones multidisciplinarias disputadas por los ciudadanos de los estados que formaban a la Antigua Grecia, tenían lugar en la villa de Olimpia, monte donde se ubicaba el santuario más importante dedicado a Zeus. Los juegos fueron una oportunidad para acercar a las clases sociales más desfavorecidas a la nobleza griega, promoviendo la paz entre la población helénica. La tradición griega de la “ekecheiria” era un periodo de tregua a la guerra o cualquier actividad bélica que pusiera en riesgo a los atletas que enfrentaban t