No me quiero morir, pero aprendí a aceptar mi realidad

Samara Martínez tiene 30 años, de los cuales 13 los ha vivido librando una batalla contra múltiples padecimientos que la han llevado a que su vida penda de una máquina, y desde que comenzó la lucha para que la Ley Trasciende, que contempla legalizar, regular y despenalizar la eutanasia, trabaja para que se convierta en una realidad para quienes buscan trascender de manera digna en México. Oriunda de Chihuahua, a los 17 años le detectaron dislipidemia mixta e hipertensión; a los 22, glomeruloesclerosis focal y segmentaria, enfermedad que causa insuficiencia renal crónica; en los meses posteriores le diagnosticaron lupus eritematoso sistémico. A su edad, ha pasado por dos trasplantes de riñón, fue sujeta a dos años de hemodiálisis y ahora no tiene oportunidad de someterse a otro trasplante por su condición médica, lo que la ha llevado a vivir conectada a una máquina de diálisis 10 horas al día desde hace tres años. Aunque relata que en principio no dimensionaba cuánto podrían agravarse sus padecimientos, “porqu