Pandemia agrava líos migratorios hemisféricos

Sin tiempo para festejos sociales en una fecha histórica, América Latina y El Caribe recordarán el Día Mundial de los Refugiados sometidos al incesante asedio de las corrientes migratorias irregulares de centroamericanos, venezolanos, cubanos, haitianos, africanos y asiáticos en las fronteras de una zona convertida en el actual epicentro del coronavirus. Más allá de rangos de refugiado, migrante económico o asilado político, la presión creció paulatinamente luego de que la mayoría de límites terrestres, aéreos, marítimos y fluviales, entre las naciones latinoamericanas y caribeñas, fueron cerrados a partir de que el 25 de febrero se confirmó el primer caso de la enfermedad en Brasil y se propagó por la zona. Las condiciones socioeconómicas que antes de 2020 propiciaron la masiva migración irregular en el área, como pobreza, desempleo, desigualdad, inseguridad alimentaria, criminalidad, violencia y persecución por raza, nacionalidad, religión, creencia política y pertenencia a un grupo social, se agudizaron co