Por reforma electoral sin principialismo

El principialismo es un vicio que se ha extendido en la función legislativa caracterizado por la inserción en las leyes de una desmesurada lista de “principios” sin contenido normativo específico que solo sirven para propiciar distorsiones en su aplicación y abrir la puerta a caprichosas interpretaciones judiciales que, a partir de un principio abstracto, crean criterios normativos inexistentes en la ley que deben aplicar. Se trata de un cáncer cuyas metástasis llegan a extremos insospechados y hasta ridículos. Un ejemplo: la Ley Nacional para Eliminar Trámites Burocráticos trae ¡24 principios! Entre ellos el de Confianza ciudadana que se basa en la buena fe de autoridades y ciudadanos y no significa jurídicamente nada. En la futura reforma electoral es indispensable desterrar ese vicio. La enumeración de principios no solo es innecesaria sino inconveniente. Desde hace más de 30 años se implantaron en la legislación electoral los principios de legalidad, certeza, imparcialidad y objetividad, mismos que han s