Reglas claras, epidemias ordenadas

Estamos por vivir lo peor de la primera ola de infección derivada del nuevo coronavirus. Nuestras autoridades tienen que ponerse las pilas en la hechura de las normas que deben regular la pandemia, en cómo publicarlas, cómo comunicarlas y sobre todo, como hacerlas valer.  "Quédate en casa» ha sido un llamado a misa; ha funcionado, a medias. Depende de la voluntad y conciencia de los ciudadanos. No solo ha habido desobediencia, existe también una aplicación profundamente desigual de la convocatoria. Hasta ahora, las autoridades federales han eludido discutir la posibilidad de un decreto de suspensión de garantías, una figura prevista en el artículo 29 de la Constitución Federal. En tiempos de emergencia, esta figura es la que urge poner sobre la mesa de debate porque, si bien estamos afectando derechos básicos como el libre tránsito, el derecho de asociación, la libertad de profesión, entre otros Derechos Humanos, al mismo tiempo, la falta de una regla estricta eleva la probabilidad de acelerar el contagio has